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Introducción general

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La Parroquia de San Andrés de Segovia está inscrita en el perfil o skyline de la ciudad de una manera que es a la vez discreta y visible. Al admirar la silueta de la ciudad, lo primero que uno encuentra es la torre de la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción y San Frutos, que por sus 88 metros de altura es visible desde varios kilómetros a la redonda.
 

Después, se advierte la elegante arquitectura del Alcázar medieval, con su torre del homenaje y su famosa “proa” sobre los valles que delimitan la ciudad. Por último, entre las formas irregulares de los tejados sobresalen las torres campanario de las más de quince iglesias medievales que conserva la ciudad. Destacando entre ellas la de San Esteban, por ser la más alta de todas, y después la de San Andrés, por su posición emblemática, su elegante perfil y su vistoso ladrillo de corte mudéjar.


 

La Parroquia de San Andrés ha ocupado desde siempre una posición destacada en la ciudad. En tiempos de su construcción, allá por el siglo XIII, la iglesia se encontraba en un lugar dominante en el entramado urbano. Puesto que, en aquel entonces, la antigua Catedral de Santa María la Mayor se encontraba en la actual Plaza de la Reina Victoria Eugenia, delante del Alcázar. Por esta razón, tenemos que pensar que en origen su torre era mucho más visible en el perfil de la ciudad, al encontrarse en una de sus partes más altas y que, por aquel entonces estaba ocupada únicamente por edificios bajos. Sin embargo, con la construcción de la actual Catedral (llevada a cabo entre 1525 y 1768), el skyline de la ciudad cambió notablemente al elevarse sobre el perfil de sus tejados las naves, los pináculos y las torres del nuevo Templo Mayor. A partir de este momento, la torre de San Andrés ocuparía la posición discreta y visible a la que ya se ha aludido, quedando en segundo plano, pero no dejando por ello de ser advertida por quien contempla la ciudad.

Torre de San Andrés en una vista general de la ciudad de Segovia en 1562, Anton van der Wyngaerde.

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